martes, 15 de junio de 2010

Desarrollo Económico: Histórico

Dentro de los aspectos del desarrollo económico, está la historia de este mismo. En parte de acontecimientos importantes que se efectuaron a través de la historia, se encuentra la Revolución Industrial. Ahora, ¿¡A qué nos referimos con Revolución Industrial!? Pues, eso y mucho más en esta entrada.

imágen de una mujer trabajando dentro de una industria.

La Revolución Industrial es un periodo histórico comprendido entre la segunda mitad del siglo XVIII y principios del XIX, en el que Inglaterra en primer lugar, y el resto de Europa continental después, sufren el mayor conjunto de transformaciones socioeconómicas, tecnológicas y culturales de la Historia de la humanidad, desde el Neolítico.

Esta consiste, básicamente, en que se reemplazaría la economía basada en el trabajo manual por otra dominada por la industria y la manufactura.

Ahora; ¿A qué nos referimos con Industria y Manufactura?

La industria es el conjunto de procesos y actividades que tienen como finalidad transformar las materias primas en productos elaborados, de forma masiva. La manufactura (del latín manus, mano, y factura, hechura) describe la transformación de materias primas en productos terminados para su venta. También involucra procesos de elaboración de productos semi-manufacturados.

Esta revolución (revolución industrial) comenzó con la mecanización de las industrias textiles y el desarrollo de los procesos del hierro. La expansión del comercio fue favorecida por la mejora de las rutas de transportes y posteriormente por el nacimiento del ferrocarril.

Tercer Mundo.

El término tercer mundo fue acuñado por el economista francés Alfred Sauvy en 1952, haciendo un paralelismo con el término francés tercer Estado, para designar a los países que no pertenecían a ninguno de los dos bloques que estaban enfrentados en la Guerra Fría, el bloque occidental (Estados Unidos, Europa Occidental, Japón, Canadá, Corea del Sur, Australia y sus aliados) y el bloque comunista (Unión Soviética, Europa Oriental, China). Actualmente, de manera anacrónica (el "segundo mundo" del "bloque socialista" ha desaparecido como concepto), el término se utiliza, de manera poco precisa, para referirse a los países periféricos subdesarrollados o "en vías de desarrollo", en contraste a los países desarrollados; en este último sentido actual, el término es utilizado a veces para referirse en bloque a todos los países no desarrollados, y a veces, para referirse sólo a los que registran los peores índices de desarrollo humano y económico.

En general, las expresión "tercer mundo", está orientada a describir situaciones de gran atraso económico-social, como el analfabetismo, el hambre, las carencias hospitalarias y de salud pública, las viviendas y servicios sanitarios precarios, una escasa expectativa de vida, etc.

Por otro lado, Chile comenzó a industrializarse entre 1860 y 1930.

Durante la segunda mitad del siglo XIX, la economía chilena tuvo dos grandes ciclos expansivos ligados a la exportación de determinados productos a los mercados mundiales. En las décadas de 1850 y 1860, el crecimiento económico tuvo directa relación con la exportación de trigo, plata y cobre. Las finanzas públicas se estabilizaron y los ingresos fiscales crecieron de manera significativa por primera vez tras la Independencia; se modernizó el sistema financiero con la creación de numerosas instituciones crediticias al alero de la Ley de Bancos de 1860 y se modernizó la infraestructura productiva y de transportes del valle central chileno. El auge económico permitió al Estado financiar un amplio programa de obras públicas y educacionales, a la par que se reformó y modernizó el aparato legal con la promulgación de nuevos códigos que reemplazaron al sistema jurídico colonial. En consecuencia, con el despegue económico y el crecimiento de los centros urbanos, se instalaron en el país las primeras industrias orientadas al mercado interno. La expansión económica chilena era subsidiaria del espectacular crecimiento de las economías industriales europeas, que alcanzó su clímax a mediados de la década de 1860. Sin embargo, la detención de este primer gran ciclo expansivo de la economía mundial en 1873, inauguró un largo período de estancamiento que afectó profundamente a la economía chilena.

Tras la Guerra del Pacífico y la incorporación de las ricas regiones salitreras de Tarapacá y Antofagasta, el país conoció un nuevo ciclo de crecimiento económico, esta vez ligado a la exportación de salitre. La estructura económica adquirió una mayor complejidad, se expandieron los servicios públicos y las cuentas fiscales volvieron a estabilizarse. Los nuevos mercados de la región salitrera y de los centros urbanos en expansión dinamizaron al conjunto de la economía, creando una importante demanda por artículos industriales que en parte comenzó a ser satisfecha por productores nacionales. Sin embargo, durante este segundo período de crecimiento económico la moneda se devaluó fuertemente, reflejando las constantes fluctuaciones de los mercados internacionales frente a los cuales el país tenía poca protección. Poco a poco comenzaron a escucharse argumentos proteccionistas que propugnaron la intervención del Estado en pro del desarrollo industrial, a través de políticas proteccionistas que resguardaron al país de los inestables mercados globales. El paradigma industrializador tomó fuerza tras la creación de la Sociedad de Fomento Fabril en 1883, aunque no logró imponerse hasta que las grandes crisis económicas de la segunda y tercera década del siglo XX obligaron al Estado a replantear las políticas económicas.

El desarrollo industrial durante el período de expansión salitrera estuvo ligado a las permanentes fluctuaciones del tipo de cambio. La devaluación de la moneda fue un estímulo a las industrias nacionales al encarecer las importaciones; pero también generó problemas debido a que casi todos los establecimientos fabriles dependían de maquinaria e insumos importados. Aunque estuvo gravado con tarifas de importación menores que los otros productos, el suministro de insumos estuvo sujeto a la constante variación de los mercados internacionales y la precariedad del desarrollo industrial se agravó por la inexistencia de políticas crediticias sectoriales.

Frente a la incertidumbre económica, los industriales pedían -y frecuentemente obtenían- privilegios exclusivos de parte del Estado; lo que sin embargo no garantizó en la menor medida el éxito de la empresa. De todas maneras, en algunos rubros, especialmente en los ligados a la minería, el desarrollo industrial fue mucho más completo. La conexión entre minería e industria existió desde mediados del siglo XIX, con la apertura del mineral de carbón de Lota y el desarrollo de la minería del cobre en el Norte Chico, aunque fue durante la época del auge salitrero que la relación se hizo más estrecha. La demanda de insumos por parte de la industria salitrera fomentó el surgimiento de numerosas maestranzas y fundiciones orientadas a ese mercado. Desde un punto de vista global, el Censo Industrial de 1895 reveló un gran número de establecimientos fabriles en el país, que fue creciendo en los años posteriores.

Fábrica de calzado Álvarez, Yarza y Cia, máquina de armar cortes, Talca, 1933

La Primera Guerra Mundial tuvo un efecto formidable sobre la industria, al elevar los precios del salitre y encarecer las importaciones. Sin embargo, el término del conflicto dejó al desnudo la dependencia de la economía, al caer abruptamente los precios del nitrato. Desde entonces, los distintos gobiernos comenzaron lentamente a reformular sus políticas económicas y a alejarse de la ortodoxia liberal. Desde la segunda mitad de la década de 1920, el Estado comenzó a tomar un rol más activo en el desarrollo económico; partiendo del principio de que la industrialización sacaría al país de la crisis económica y la volvería menos vulnerable a las fluctuaciones de la economía internacional. De esta manera, las políticas de sustitución de importaciones y desarrollo industrial precedieron a la gran crisis económica mundial de 1930, que hizo más evidente la necesidad de un cambio de modelo económico. (Citando a La Memoria Chilena.)

¿Qué significó para Chile la implantanción de un Modelo Neoliberal?

Para Chile, la implantación de un modelo Neoliberal significó una oportunidad de abrirse al exterior y ser parte de un obtener y vender servicios que para el antes sólo se generaban dentro del país. Esto, obviamente, a muy bajos costos.

¿Qué le falta a Chile para ser un país desarrollado?

Primero, hay que tener en cuenta que nos referimos a país desarrollado cuando hablamos de un país que no solo cumple con los requerimientos económicos óptimos, sino que también un desarrollo social bastante elevado.

Desde ese punto creo que a Chile, -nuestro país- para le hace falta, primero, tener un Gobierno eficiente que se dedique a dar propuestas y generar una economía óptima y un movimiento eficiente dentro del Estado. Además de esto, el Gobierno se debe encargar de que el país genere los recursos adecuados, para que a la vez, obtenga los beneficios suficientes para ser un país desarrollado. Que entrege tanto un buen desarrollo humano, como económico.


No hay comentarios:

Publicar un comentario